Lunes 7:30 pm, salgo del trabajo e intento dirigirme a mi casa con toda la intención de hacer ejercicio y terminar de ver la tercera temporada de Dexter… 8:30 pm, apenas he avanzado una cuarta parte del camino, acaba de caer un aguacero torrencial y como siempre digo, la idiotez de la gente al manejar es directamente proporcional al nivel de agua en las calles, por tanto, ya valimos madres… 9:00 pm, llego por fin al periférico y el heróico cuerpo de policías de Tlalnepantla utiliza una de sus infalibles técnicas para agilizar el tráfico, cerraron las entradas al periférico, por tanto los que venimos por la lateral pues, chinguen a su madre… 9:10, ya estuvo, mejor me regreso y me meto al cine.
La verdad quería ver GiJoe pero ya no alcancé función y de las opciones que restaban, era esta o una mexicana con tintes dramáticos y yo no estaba de humor, así que decidí entrar a ver «The Hangover». Ya me habían dicho que no estaba mala y los cortos me habían hecho reir, así que entre a verla con bastante optimismo.
La película es de unos cuates que se lanzan a festejar a Las Vegas la despedida de soltero de uno de ellos, para variar la noche arranca con estos weyes pegandose un brindis con Jagger, la cuestión es que a partir de ahí, martillazo y blackout!
Siguiente escena amanecemos en la suite del hotel (que por cierto es una villa del Ceasar’s que según esto cuesta 4800 usd la noche… mmmm, mis queridos weyes, si me vuelvo a casar ahí la quiero, no se hagan pendejos!) todo mundo fuera de combate y tirado en el piso, la suite hecha mierda, un wey sin diente, otro en bolas, una gallina, un bebé en el closet y un tigre en el baño! JA.
De ahí en adelante iremos descubriendo junto con estos cuates qué fué lo que sucedió, además de tratar de descubrir el misterio de por qué uno de ellos está M.I.A. (como dicen los gringows, Missed In Action) lo que me encantó fue que que el humor no está sustentado en chistes escatológicos y mentadas de madres como en otras películas del estilo, al contrario uno se va cagando de la risa por la personalidad de cada uno de estos cuates, aparece uno que es el cuñado del novio-to-be-husband que se avienta unas puntadas por demás pendejas, pero lo dice tan serio que neta te ríes de su estupidez, como cuando están rentando la habitación y el wey le dice a la recepcionista «excuse me, you maybe get this a lot but, is this really the Ceasar’s Palace? I mean, did Cesar really lived here?» jajajaja pendejísimo, es como una versión Bizarro de Joey, el de Friends.
En fin que poco a poco se va develando el misterio y terminamos en una misión imposible por llegar a tiempo a la boda, como siempre sucede en estos viajes los involucrados quedan más amigos que antes y no falta el que de madrazo termina por encontrarse de nuevo consigo mismo y decide cambiar para convertirse en ese wey que era pero que por quién sabe qué motivo, olvido que podía ser. Por cierto que en los créditos sacan las fotos de la noche misteriosa y uno se entera con lujo de detalles de cómo fué que sucedieron la cosas.
Está bien chida, tiene buenos gags y entretiene sin llegar a ser estúpida, al menos yo salí de ahí con muy buen humor y acordándome de mis amigos.
11:50 pm, de regreso en el periférico, los triplemente heroicos policías de Tlalneantla ya se fueron, podemos retomar nuestro camino, ya no hay tráfico y aunque la calle aún sigue mojada, la gente y su estupidez se encuentran descansando apasiblemente en sus casas, mientras que otros como yo, nos dirigimos a hacer lo mismo pero con una gran sonrisa en la cara.
Cine como lo contamos 